En primer lugar, las empresas autorizadas para realizar las revisiones de gas y la suministradora con la que tenga contratado el servicio nunca se presentarán en su domicilio sin comunicarse previamente contigo, por lo que desconfía de “supuestos” instaladores de gas que se presentan en la puerta de tu casa sin previo aviso. En caso de duda, ponte en contacto con tu compañía suministradora para comprobar si se trata de un instalador oficial enviado por la entidad.
Aún así, si recibes una notificación de revisión en tu domicilio de una compañía desconocida es recomendable que consulte el listado de empresas autorizadas por el Ministerio de Industria para llevar a cabo estas revisiones.
Las inspecciones de gas deben abonarse a través de factura que enviará la empresa comercializadora, tanto si realiza la revisión con su distribuidora local como si lo hace con una empresa instaladora independiente. El coste de la operación debe estar incluido en el recibo del gas siguiente a la inspección, por lo que si el técnico te pide que abones una parte del importe en el momento, niégate en rotundo. Si insiste, toma nota de sus credenciales y comunícaselo a la compañía.
Si una vez finalizada la revisión sospechas que ha podido haber alguna irregularidad, informa a tu compañía suministradora sobre los hechos, si tienes datos que identifiquen al técnico de la revisión comunícaselos y por último, si detectas que pueda tratarse de una posible estafa ponlo en conocimiento de la policía.
En caso de tener algún problema como falta de información, publicidad ilícita o engañosa, condiciones del contrato, o disconformidad con la factura, puedes presentar una reclamación en la Oficina Municipal de Información al Consumidor más cercana a su domicilio, en la Dirección General de Comercio y Consumo o a través de internet.